18 ene 2011

Se busca princesa (pero no de cuento)


A quien corresponda:

Quizás yo ya te conozco, así como tú a mí. Puede que sólo seamos amigos o conocidos o compañeros o, simplemente, dos extraños que se mastican pero no se pasan. Puede que aún no nos conozcamos, aunque puede que ya nos hayamos visto o cruzado en alguna calle, caminando hacia rumbos distintos sin pensar en ese sujeto X que pasó por mi lado. También cabe la posibilidad de que jamás en la vida nos hayamos visto y nos encontremos en lugares totalmente distantes, en sitios opuestos geográficamente, separados por una casa, una cuadra, una calle, un distrito, una ciudad, un departamento, un país, un continente, un mar.

Y que hago aquí, mirando al cielo, a diez mil kilómetros de tus besos, besando banderas, abriendo fuego, cavando trincheras, y te echo de menos. (Huecco – Mirando al cielo)

No me cansa esperarte, si bien las esperas no son gratas, este tipo de espera no cansa. Quisiera encontrarte, pero no desespero en buscarte. Pero sé muy bien que quiero que seas una princesa, mi princesa. No quiero que sólo seas el personaje protagónico de un cuento de hadas, porque no creo en los cuentos y porque sé que no tendrás zapatos de cristal, ni ratones que sepan coser, ni un bosque encantado, ni enanos que custodien nuestra felicidad. Definitivamente no será necesario que tengas una larga cabellera para hacer una trenza y alcanzar con ella la torre más alta del castillo en el cual te encuentras.

Enredados en tu pelo se quedaron esos versos que te di y tantas cosas que sentí. Y cuando nos despedimos se quedaron, tantas cosas por decir, y es que la vida es así. (Timbalive – Enredado en tu pelo)

También sé que no te conoceré comiendo una manzana (la idea implica la existencia de una malvada bruja, lo cual no es grato, como tampoco lo es la parte del veneno en la manzana, por ambas razones, no) Y no serás una princesa de cuento porque los cuentos tienen finales y las cosas buenas no deberían tener final. No quiero un cuento, porque ahí casi todo es fantasía y el mundo en el que vivo (bueno, en el que vivimos y en el cual espero vivir contigo) no es una fantasía, es una realidad, con el dolor y las lágrimas correspondientes, pero quiero que tenga la mayor cantidad de alegrías y risas posibles. Quisiera vivir y compartir contigo cada una de las cosas buenas y malas que tenga/tengamos que vivir. Digamos que esa es la parte de los cuentos que sí quiero vivir contigo, la "magia" de los cuentos de hadas, si crees en ellos.

And in this crazy life, and through these crazy times, it's you, it's you. You make me sing, you're every line, you're every word, you're everything. (Michael Bublé – Everything)

No habrá enanos que nos acompañen con canciones alegres pero tendremos verdaderos amigos que nos apoyen y a los cuales apoyaremos. No habrá un castillo de piedra enorme, con torres, puentes y dragones. Pero tendremos paredes firmes que nos permitirán enfrentar las peores dificultades. Y quiero construir fosas profundas en las cuales podamos depositar las tristezas que vivamos. Las torres más elevadas las levantaremos sólo para poder ver las cosas más hermosas que el horizonte nos quiera mostrar. Las ciudades bulliciosas reemplazarán a los bosques encantados. La medianoche sólo será un momento más del día. Tú no tendrás que huir, yo no tendré que buscarte.

Encontrarte cuando el sol se oculte allá detrás del cerro y descubrirte con mis besos y entregarte el corazón. (Carlos Vives – Quiero verte sonreír)

No creo en los cuentos de hadas. No creo en las brujas que hay en ellos, porque el mundo real tiene seres que, como las brujas malvadas y los perversos hechiceros de los cuentos, tratarán de hacer cosas malas, sin pociones, sin palabras mágicas. No hay siete enanos. No hay tres cerditos. No hay una niña de caperuza roja, un lobo feroz, una abuelita cegatona o un leñador valiente. No hay sapos a los cuales besar. No hay un muñeco parlante y mentiroso de madera. No hay hermanastras. Créeme que las personas de carne y hueso pueden ser mucho más sorprendentes y complejas que cualquier personaje de cuento, el más fantástico de los relatos puede ser superado por un hecho real.

Que tú no sabes que yo te canto todas las mañanas una cancioncita al oído, te arropo y cierro la ventana, para que tú no sientas frío. (Juan Luis Guerra - Cancioncita de amor)

No quiero vivir contigo cuento de hadas típico. Quiero que formes parte de una realidad, la mía, para formar una nueva: la nuestra. Los cuentos que nos contaron son invenciones. Los cuentos que nos contaron, la mayor parte de ellos, son mentiras. Quiero encontrarte, princesa (pero no de cuento), sólo para vivir la parte del "happily forever after", la única parte verdaderamente atractiva de los cuentos de hadas. Y quiero creer que cuando te encuentre, tú estarás dispuesta a vivir conmigo el "happily forever after" de nuestro "cuento", a ser la princesa de nuestro cuento.

Wouldn't it be nice if we could wake up in the morning when the day is new? And after having spent the day together hold each other close the whole night through. (Beach Boys – Wouldn’t it be nice)


7 ene 2011

"Y en la lid entra noble y audaz..."

Soy agustino desde el año 1993, fui parte de la primera promoción del colegio San Agustín que iniciaba sus estudios en lo que entonces era denominado como Preparatoria, una etapa previa al 1° grado de primaria. Desde entonces, los mejores y más gratos recuerdos de colegio son aquellos que me remiten a ese espacio ubicado en el km. 8 de la carretera Chiclayo – Pimentel, espacio en el cual estuve 8 años, antes de viajar a Colombia.


Los amigos, los juegos, los deportes, la enseñanza, los profesores, los espacios, aquel  colegio cargado de una mística especial y afecto particular del cual hoy me encuentro bastante alejado. Sin embargo, nunca renegaré de mi formación agustina, de la cual me enorgullezco y forma parte de mi ideal educativo. Creo que no hay, ni habrá, un espacio mejor que aquel que me albergó durante tanto tiempo y que sentía realmente mi segundo hogar, algo que se perdió cuando viajé a Colombia.

Estuve viviendo dos años en Colombia, allá buscaba un espacio similar al San Agustín de Chiclayo, pero fue difícil hallar uno, tuve que conformarme con lo que había, no quedaba de otra. De regreso, la experiencia agustina previa fue el factor más importante para decidir el colegio en el cual culminaría mi formación escolar, y vaya que sí lo fue. Si bien las características del espacio no eran las mismas, la gente que encontré ahí y los valores formativos sí lo fueron.

Me alegra saber que en ambos colegios pasé la mejor etapa formativa posible, porque desde hace algún tiempo, muchas cosas no son las mismas, lo cual me hace sentir bien y mal al mismo tiempo. Bien porque disfruté de la mejor etapa posible, y mal, porque saber que las cosas han empeorado en muchos sentidos no me hace feliz.

Generalmente se aplica la frase “escobita nueva barre bien”, sin embargo, parece que ello no ha ocurrido en el San Agustín de Chiclayo y Lima con el nuevo director, Elías Neira, durante su estancia en ambos centros educativos, han sido muchas las quejas, así como han sido muchos los cambios, no todos se han dado dentro del clima más adecuado. Siguiendo con las frases, “cuando el río suena piedras trae”. Como muchas personas reconocen, los cambios son buenos, sin embargo, estos deben darse de una manera correcta y transparente, sin secretismos, sin pasar por encima del otro, sin meter cabe y sin cometer abusos.

El punto que ha provocado mi total rechazo a este hecho, ha sido el ataque del cual ha sido víctima el P. José Luis Iglesias, así como los otros directores que han antecedido la labor del P. Elías Neira. Aprecio demasiado al P. José Luis, considero que su labor en el colegio San Agustín ha sido siempre ejemplar, competente y, sobre todo, humana. Él supo trabajar en paralelo la parte académica y deportiva, logramos múltiples logros que le han dado prestigio al colegio, hecho que lo hizo mucho más reconocido en la provincia.

P. Elías Neira

Hacia dónde apunta ahora el colegio, sé de muy buena fuente que hay un resentimiento en los exalumnos de ese colegio, quienes, desde la salida del P. José Luis Iglesias, no han podido hacer uso de las instalaciones, como se acostumbraba, todos los domingos, después de la misa de 9.00 a.m. Definitivamente el colegio puede ser mucho mejor pero no se debe pisotear la fraternidad agustina, el carisma, la nobleza y la audacia que nos ha caracterizado siempre y que deben ser usados para los mejores fines posibles, tampoco debemos olvidar el lema con el cual nos sentimos identificados: Caridad, unidad, verdad. Espero que todo cambie para bien, porque la historia nos ha enseñado que todos los cambios que han querido derivar en buenas cosas, no siempre lo han sido. Apoyo un liderazgo sensato, no una tiranía canallesca y de la más baja calaña, algo que, aparentemente, empieza a asomar en esta nueva gestión.

P. José Luis Iglesias

Finalmente, los invito a leer esta carta anónima denominada: "Señor Elías", texto que leí con detenimiento y que generó una mezcla de sentimientos inexplicables que motivaron este posteo.

5 ene 2011

¿Verano = Playa?


Llega el verano y todo es sol, arena y mar: los programas de televisión, la publicidad, los reportajes, la moda, la comida, las conversaciones, etc. En fin, el verano ha llegado y todos los días hay que soportar la cuota de “veranidad” que esto supone. Es algo que puedo tolerar porque, hasta cierto punto, me agrada la idea de ir al mar, nadar, broncearme, comer ceviche, tomar algo helado (aunque sea cerveza), todo esto es bastante agradable y, felizmente para mí, ocurre sólo una vez al año. Creo que esta característica hace que la etapa veraniega sea doblemente querida y anhelada por muchas personas.


Justo en una relajada conversación veraniega comenté que, a diferencia de muchas personas, mi modelo ideal de estancia de relajación es el campo y no la playa. El silencio que siguió a mi comentario fue algo incómodo, son muchos los que anhelan tener una casa de playa donde relajarse cuando llega el primer trimestre de cada año. Sin embargo, ese ideal no es el mío, puedo tolerar la idea de la playa, pero nunca tanto como para hacer de ella un lugar central para situaciones especiales y significativas de mi vida.


Recuerdo que la playa siempre me ha gustado, de pequeño tenía el mar cerca, no moría por ir a la playa, pero la idea no me era desagradable. Mi ideal turístico siempre ha sido el campo, no la sierra, si no algo más intermedio, más verde, menos montañoso. Cuando viví en Colombia tuve la oportunidad de disfrutar un poco de este ideal, la geografía del Valle del Cauca era lo más cercano a lo anhelado: sol todo el año, poco calor, poco frío, lluvias intensas, relámpagos y truenos y un ambiente verde (en exceso).


Tuve la oportunidad de estar en una reunión con unos amigos, un fin de semana largo en una “finca” campestre, y ahí experimenté toda la tranquilidad, alegría y comodidad posibles, algo que no me había pasado antes. Tal vez fue ello lo que ha motivado que la mayoría de mis ideas de realización laboral, familiar, etcétera, se circunscriban a un lugar así, con esas características específicas: el Valle del Cauca en Colombia.


Si bien mi experiencia vivencial en dicho país no fue del todo placentera como hubiese querido, guardo muchos buenos recuerdos de allá. Hoy no sé dónde estaría si en el año 2003 hubiera tenido la capacidad de decisión suficiente como para elegir vivir allá, concluir mis estudios y elaborar un proyecto de vida en ese contexto. Como dice la canción, “nada fue un error”, venir acá, estar cerca de mi familia en momentos cruciales, conocer nuevas personas, hacer nuevos amigos y vivir otras experiencias, ha sido increíble, y no es algo de lo cual me arrepienta. Pero estas múltiples experiencias que valoro y aprecio, no hacen que olvide lo bien que pasé ese fin de semana largo en la finca colombiana, así como sus paisajes, su cultura, clima, gente, etc.



Quiero volver allá, no a la misma finca, pero sí a ese ambiente. Aún no sé si volveré a Colombia, hoy en día, la idea no me desagrada, ya sea para vivir o para hacer turismo. Ocurre que hay algo en ese país, en esa región, que me seduce más que otros lugares ajenos al Perú, aunque nunca tanto como La Habana, sin embargo, ocurre lo que dice el lema de la campaña turística colombiana: el riesgo es que me quiera quedar, y efectivamente, quisiera correr otra vez, más tarde o más temprano, ese riesgo.


(N.A. Sé que La Habana nada tiene que ver con la idea de campo que me agrada en extremo, pero hay algo en esa ciudad que me parece especial. Saber que todo ha quedado detenido en el tiempo gracias a la revolución, es algo que sólo podré comprender cuando lo vea personalmente. Luego de recorrer sus calles, conocer su gente, vivir su cultura y compartir sus costumbres, podré tener -o no- la convicción plena de decir “yo me voy pa’ la Habana y no vuelvo más”.)


3 ene 2011

LA canción

Las canciones en las películas muchas veces se quedan grabadas en la memoria más que las mismas acciones. Cuando hacía el recuento de fin de año (post anterior), por ejemplo, puse que, a mi parecer, la mejor canción era "Aunque no sea conmigo" de la película Contracorriente. Mientras escribía el post y recordaba cuáles eras las canciones más destacables de las películas que había visto en ese año, todas ellas traían múltiples imágenes a mi mente y de ninguna pude recordar, con exactitud, el momento en el que aparecía o a la acción o personaje al cual correspondía.


Lo que sí lograban era transportarme a un tiempo y lugar exactos, a experiencias propias, recientes o no, y que, directa o indirectamente, pasan a formar parte de la banda sonora que cada uno elabora, en algún momento, para la película de su vida. No sé si esto pasa con todos, quiero creer que sí, en algunos de una manera más consciente y en otros no. No fue fácil escoger la canción “Aunque no sea conmigo”, porque había muchas otras canciones en el “bolo” como “Hay un amigo en mí” (“Toy Story 3”) interpretada por el grupo Gipsy Kings, o “Good bye my lover” (“Ex, todos tenemos uno”) interpretada por James Blunt.

Sin embargo, haciendo el recuento anual quise saber cuál era la canción de una película que más recuerdos ha traído a mi mente y la elección no fue difícil. Desde que vi Shrek y escuché “Hallelujah” interpretada en la versión de Jeff Buckley, no ha habido otra canción que me genere más sentimientos y traiga más recuerdos a la memoria, buenos y malos. Curiosamente todos ellos son, distintos, esta versión no me remonta a un mismo recuerdo, pues, cada vez que oigo dicha canción, estos vienen por sí solos y, si bien no se repiten, las experiencias no se circunscriben a un momento específico de mi vida. Todo esto hace más extraña, o especial, la canción.


Felizmente aún hay muchas películas por ver y, espero, que incluyan en sus bandas sonoras, canciones que ameriten ser destacadas por su contenido, por hacer especial ciertos momentos de mi vida, desde el más alegre hasta el más triste, desde el más reciente hasta el más antiguo, desde el más destacable hasta el más insignificante.